Los exosomas son estructuras microscópicas rodeadas por una membrana, producidas dentro de las células y secretadas al exterior. Transportan contenidos biológicos como ARN, proteínas y factores de crecimiento, transmitiendo información entre células. En los últimos años, los exosomas han ganado atención en los tratamientos de rejuvenecimiento de la piel debido a su papel importante en la regeneración tisular y los procesos de renovación celular. Estas microestructuras, que cada vez aparecen con más frecuencia en estudios científicos, se han convertido en una opción preferida ya que ofrecen un enfoque más natural y celular en comparación con los procedimientos estéticos tradicionales. Muestran potencial en diversas áreas como ralentizar el envejecimiento de la piel, reducir las manchas y reparar la barrera cutánea.

Cuando se aplica en la piel, los exosomas interactúan con las células cutáneas e inician el proceso de reparación. Activan los fibroblastos —células responsables de la producción de colágeno y elastina— promoviendo la regeneración del tejido cutáneo. Al mismo tiempo, sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios protegen contra el daño de los radicales libres. Los exosomas ayudan a equilibrar el tono de la piel, mejorar los niveles de hidratación y aumentar la microcirculación, lo que da como resultado una apariencia saludable y radiante. Gracias a estos componentes biológicos que influyen en las vías de señalización celular, la piel comienza a renovarse desde el interior hacia el exterior.
La aplicación de exosomas en la piel se realiza generalmente en combinación con la micropunción (microneedling). Este método crea microcanales en la superficie cutánea, lo que permite que los exosomas penetren de manera más eficaz en las capas profundas de la piel. Antes del procedimiento, se limpia la piel y se aplica una crema anestésica tópica. Luego, se aplica la solución de exosomas utilizando dispositivos especializados o técnicas manuales. El procedimiento dura entre 30 y 45 minutos, y es normal que aparezca un leve enrojecimiento inmediatamente después, aunque suele desaparecer en pocas horas. Dependiendo de la sensibilidad de la piel, se pueden planificar varias sesiones.
La terapia cutánea con exosomas es adecuada para cualquier persona que desee prevenir el envejecimiento de la piel o mejorar problemas cutáneos existentes. Puede ofrecer resultados eficaces en personas con arrugas finas, manchas solares, cicatrices de acné, tono desigual, poros dilatados o tez apagada. También se puede utilizar después de tratamientos como láser, peeling químico o dermapen para acelerar la cicatrización de la piel. Es segura tanto para pieles jóvenes como medida preventiva, como para pieles maduras por su efecto reafirmante.
El tratamiento con exosomas es altamente seguro y eficaz porque respalda los mecanismos naturales de curación del cuerpo. Rejuvenece la piel desde el interior a nivel celular, ofreciendo resultados más duraderos. En comparación con otros tratamientos estéticos, conlleva un menor riesgo de efectos secundarios. El tiempo de recuperación es corto y no interfiere con la vida diaria. Al no contener productos químicos, es apto incluso para pieles sensibles. Además, al fortalecer la barrera cutánea, proporciona beneficios no solo estéticos sino también funcionales para el cuidado de la piel.
Durante los primeros 3 a 5 días posteriores al tratamiento, se puede observar un aumento en el brillo e hidratación de la piel. A partir de la segunda semana, se notan la reducción de poros, una textura más suave y un tono más uniforme. Los efectos más profundos —como la renovación relacionada con el colágeno— suelen hacerse evidentes entre 4 y 8 semanas. Los resultados completos y duraderos generalmente se observan después de 2 a 3 sesiones. El proceso puede variar según el tipo de piel y la edad, por lo que es esencial un plan de tratamiento personalizado.
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